A la mayoría de los niños
les encanta los libros y las películas de fantasía, donde aparecen dragones,
hadas, gnomos… En general les gustan todo tipo de relatos que se alejen de la
realidad que ellos conocen los más posible y que les permitan hacer volar su
imaginación. Si le pones a un niño una película histórica o realista
seguramente te dirá que es aburrida. Me atrevería a decir que todos por lo
menos una vez hemos soñado con un mundo mágico plagado de seres fantásticos.
Muchos ahora mismo pensareis, claro imaginar cosas irreales es una parte de la
infancia que todos hemos tenido, pero ahora soy una persona sensata y distingo
lo real de lo ficticio, además eso son cosas de niños pequeños.
Puede que lo sean o puede
que no, desde luego en la cultura española no hay lugar ni para dragones, ni
para gnomos, ni para hadas… Pero eso no es así en algunos lugares.
En 1955 se hizo una encuesta
a la población adulta islandesa sobre si creían en la existencia de elfos,
estos fueron los resultados: 70% de la población cree que si existen, un 23% no
estaba seguro; 1% no contestaba y un 6% no cree.
Estos resultados que nos
pueden parecer tan raros se deben a que en Islandia hay “una escuela de elfos”
dirigida por Magnus Skarphéonsson. Al acabar las clases se otorga un diploma en
“Educación e investigación sobre duendes, ocultos y otros pueblos”. Más de
8.000 personas lo han conseguido.
Eso no es todo, tan fuerte es la creencia en
estos seres, que en el Ministerio de Transportes
islandés hay una persona encargada de vigilar que los trazados previstos de las
nuevas carreteras no pasen por los sitios donde la tradición dice que viven
elfos, para evitar molestarlos, y con frecuencia obras de infraestructura deben
ser alteradas para evitar dañar las rocas donde se supone que habitan. Sin ir
más lejos en el año 2004 una empresa llamada Alcoa necesitó un certificado que
demostrara que en el lugar donde iban a construir una planta de aluminio estaba
libre de casas de elfos. Para saber si viven allí estas “personitas”, hay que
contratar a una persona con poderes para detectarlos, esta habilidad no se
puede aprender se nace con ella y se suele perder pasados los 8 años. Con esto pues llegamos a la conclusión de que el hecho de pensar que existen dragones o hadas, no depende de la edad que tengas o de lo que hayas madurado, sino del lugar donde hayas nacido y la cultura que te hayan enseñado.
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